Una puerta muy vieja y gastada de madera la cual no es capás de cerrarce ya que perdió su cerradura hace bastante, las marcas rodean toda la puerta, parecen similares a las de la entrada principal, rasgada y desgastada por garras o colmillos desgastados.
Por la puerta entre cerrada solo es atravezada en silencio y cautela por el esperpento de gato que solo ingresa con el fin de buscar a su amo para reclamarle una ración de alimentos, aunque ya de solo con verlo sabías que necesitaba alimentos. El resto de la habitación está sometida en sombras, aunque de día una luz se filtra entre las pesadas y oscuras cortinas que opacan considerablemente los contornos en el lugar.
El cuarto era pequeño, diría que entrarían 5 personas con mucha suerte, aunque jamás era visitada por más de una sola persona. El suelo del lugar estaba cubierta por papeles, mantas, envoltorios de frituras y cosas dulces. Contra un rincón de la habitación se encuentra una cama con solo una almohada y una enorme manta azul y estrellada que permanecían desparramadas sobre esta.
Poseía un enorme armario el cual estaba rebosado con ropa abultada y olvidaba, jamás se utilizaba la ropa que esta contenía, ese placar se utilizaba generalmente para esconderce y guardar cosas en su interior, sus puertas de madera grandes y pesadas rechinaban produciendo un sonido molesto y acosador, sin embargo estas no son de abrirce muy seguido.
Posee un gran estante el cual tiene enorme cantidad de artículos extraños, velas encendidas y libros estilo manga.
En esta reposa una computadora que está siempre encendida y en uso, a veces pasan los días y en esa habitación solo se olle las teclas de la PC y los maullidos de dolor del gato. El habitante de este cuarto suele quedarce en silencio días y días, la rutina en esa habitación es muy monótona.